Mutaciones de amor fuera del Edén

Llegar a un nuevo lugar, salir de otro. Mudarse. Escapar del Ojo que todo lo ve. Doy un portazo al Génesis embaucador del ave y la bestia. Abandono al monstruo de ojos verdes de Shakespeare que ultraja la carne de la que se alimenta. La naturaleza roja me hace chillar, gritar en las oquedades de Lascaux. Apartada como un culpable en su inocencia, lloro de rabia. La venganza justa hace latir mis sueños de amazonía porque la pobre Casandra siempre llega a deshoras. Enredada en códigos secretos por un contubernio de tiempo sigo el hilo de Ariadna, sólo él me llevará a la luz de mi reino.

Busco un apego de ciudad serena fuera del Edén, donde la anatomía del amor determine historias escritas de química literaria; ellas indican señales hacia la biblioteca Central. Rastreo encrucijadas de pasillos y estantes; espío diccionarios marcados de voces recogidas por notarios allá a lo lejos; rastreo con la mirada cantos de libros de la A a la Z tratando de encontrar ese amor que te salva. Novelas, ensayos, poesía… rompecabezas para armarme en esta revolución silenciosa. Redimo al varón que dejé en aquel libro escrito por hombres sin rostro por el paso de siglos. Necesito atención plena y sosiego para ir a su encuentro. Cuando el amor nos salva nunca es demasiado tarde para seguir leyendo, para cambiar de estilos o de consuelos. Ahora en mis lecturas adivino un horizonte de libertad que abre nuevas aventuras ya no por separado.

Biblioteca Central de Córdoba