Koora (del gr. territorio) Linax

" Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara." (Epílogo de -El Hacedor- Jorge Luis Borges)

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sábado, 26 de noviembre de 2016

El baile con Goliat

Como cada martes Eladia y Julia se desplazaban para realizar informes de casos in extremis o impartir algún taller. Las dos trabajan en la Cruz Roja.  En esta ocasión se debe a la petición que hizo la responsable de la asociación de mujeres -Las emergentes-

<<El motivo de dirigirme a vuestro servicio es debido a la situación en la que se encuentran tres de nuestras socias. El problema del paro y los cambios sociales está generando ciertos efectos colaterales que pueden generar riesgos personales…>>

Ese día se dirigían camino de la sierra, al municipio más al noreste de la provincia. Las montañas de un azul oscuro lindaban como una gran muralla a lo lejos. Apenas había tráfico, lo que hacía el viaje más relajado en apenas  una hora de trayecto. El suzuki color cobre era reposo y cómplice de las conversaciones no políticamente correctas que les servían de entrenamiento catártico. A Eladia le gusta conducir, sobre todo por la mañana temprano, es más alondra que murciélago; una trabajadora social entregada a su oficio, reflexiva, geómetra como un agrimensor queriendo medir y mediar bien cada circunstancia. Julia, orientadora, va siempre de copiloto repasando el “guión” para no dejar ningún cabo suelto del trabajo que se proponen realizar en el destino. Hacen un buen equipo; entre ellas se llaman camarada, un guiño peliculero de territorios hostiles. Una elabora el “mapa” y la otra marca el rumbo para cerrar cada expediente en condiciones. Su trabajo supera lo vocacional a lo laboral.

Aplican una metodología más preventiva que “forense”. Julia venía del campo de la Historia y la Antropología, por lo que da mucha importancia al contexto y la cultura. Eladia es una experta en resolución de conflictos. Antes de intervenir desarrollan el análisis estratégico DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades). Es una matriz que ayuda al estudio e interpretación de factores internos y externos en situaciones vulnerables de riesgo.

—Por lo que se deduce del correo que ha enviado Marcela, se sospecha que al menos hay un Goliat en la zona dijo Eladia esbozando un mohín desgarbado a la vez que sujetaba el volante con firmeza.

—Pues hoy estoy algo menguante para arrancar —susurró Julia mientras repasaba el programa de intervención—. El otoño es más sepia que el resto del año y me pone algo bajuna. No es que baje a los infiernos pero casi...

—Verás cómo te cambia esa cara con este temita para tus oídos y  ánimus —empezó a sonar la voz de Lera Lynn, The only thing worth fighting for, de True detective— ¿No se como te gusta ese canijo de Rust, con lo cachas que está Matthew McConaughey en otras pelis?... ya, ya, ya sé que me vas a decir que es su cerebro lo que te enamora. Lo cierto es que ahí pienso que está todo o casi todo.

—A propósito de cerebros —repuso Julia como de un letargo—. El calendario epistemológico tiene mucha madeja que desenredar; afilar el lápiz, vivir la vida con sacapuntas, koizen como dicen los japoneses y borrar lo que me sobra. Hay un par de lumbreras del pensamiento contemporáneo que posicionan fatal la jerarquía de destinos entre los sexos: El absolutista Hegel y el existencialista Sartre… Pero ya te lo cuento otro día menos sepia. Tener olfato para captar a la bestia es fundamental. Entre víctima y verdugo no hay simetría. La anticipación es una salvación a la vulnerabilidad y la atracción, sin olvidar sus grados y equidistancias. Cito rumpes arcum, semper si tensum habueris.

—Tu manía del latín ¡Pero qué bien suena en voz alta! —Sentenció Eladia mirándola con admiración— Primera ley a la sospecha: las cosas no son lo que parecen y en un momento dado pueden dejar de serlo. Sí, camarada, el baile con Goliat es una superación a la violencia y con toda su historia detrás. En estas ocasiones me pregunto de quien me gustaría haber sido madre… muchos imperios han empezado en casa. No quiero ni pensar lo que haría... pero a toro pasado sería un desahogo escupir sobre la tumba de Enrique el hereje.

—Ja, ja, ja —soltó una carcajada Julia con la ocurrencia— Te noto algo tabernaria en la carretera.

—Pues ahora que lo dices, estos paisajes me recuerdan el oeste. Pronto veremos toros pastando -no búfalos- y caballos en fincas más cercanas al pueblo. Un western sureño con puti club incluido a diez kilómetros antes de llegar. La diferencia es que el Goliat de turno utiliza más armas blancas que de fuego para cargarse a la legítima, ya sea la novia, esposa, amiga, hijos o madre. Se te ponen los pelos como escarpias cuando salen en los medios de comunicación los últimos asesinatos: hachas, palos, cuchillos de cocina, sierras eléctricas… Esto es un conflicto y como tal, hay que buscarse aliados. La prevención no sólo está en colocar un policía detrás de cada mujer en riesgo de agresión, muchas situaciones son silentes, ocultas. Se van cocinando con el tiempo y el espacio. La mayor amenaza es la complacencia, el dogma y el miedo. Nosotras también tenemos que hacer la búsqueda del tesoro con la enemiga que llevamos dentro y fuera.

Siempre que una u otra realizan planteamientos a resolver buscan oportunidades haciendo la panorámica del ajedrecista: ingenioso, perceptivo, flexible, imaginativo y pragmático.

—He pensado proponer a Marcela un baile mascarado por el mes de febrero —dijo Julia moviéndose de entusiasmo como un alfil en diagonal—.  Las emergentes a ser posible con su legítimo y sobre todo los tres Goliats del asunto que nos traemos entre manos. Lo que no se, es como puede convencer el caso de la madre a ese hijo… Será un escenario distendido para descubrir acuerdos y desacuerdos.

—Se lo diré a Fede, le encanta disfrazarse —repuso con una sonrisa Eladia.

—Yo llevaré a mi galgo Argos. El más leal de soledades -suspiró Julia con mirada soñadora.

Pronto llegarían; dejaban atrás el club de alterne Los Angeles.




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